ARJUNA:
35. De ningún modo quiero dañarles, oh Krishna. Incluso aunque deseen matarme. No los dañaría ni por el imperio de tres mundos; menos aún, por un reino de esta tierra.
38. Aunque ellos, con sus mentes obcecadas por la codicia, no tengan ningún reparo en destruir una familia, ni en traicionar a sus propios amigos.
46. Más me valdría que los hijos de Dhritarashtra, encontrándome desarmado y sin ofrecer resistencia, me aniquilasen en medio de la lucha.
SANJAYA:
47. Así habló Arjuna en el campo de batalla; y dejando a un lado su arco y sus flechas, con su alma inundada por la desesperación y la pena, se desplomó abatido sobre el asiento de su carro.
1. Elevose el espíritu de Krishna, y así habló a aquel cuyos ojos estaban llenos de lágrimas, sumido en la desesperación y la pena, su amigo Arjuna.
KRISHNA:
2. Es indigno de un noble como tú dejarse atrapar por el desaliento en el momento de la lucha. ¿Cómo es posible? Esto no te hará ganar ni el cielo ni la tierra.
3. No desfallezca Arjuna! Esto no es propio de un hombre como tú. Sobreponte a ese mediocre desaliento y levántate como el fuego que quema todo lo que encuentra a su paso.
11. Te afliges por quienes no lo merecen, y tus palabras no son palabras de sabiduría. Un sabio no siente lástima por los que viven, ni tampoco por los que mueren. La vida y la muerte no son diferentes.
12. Oh Arjuna! El mundo de los sentidos nos produce sensaciones de frío y calor, de placer y de dolor. Todas estas sensaciones vienen y se van; son transitorias, Elévate sobre ellas, alma vigorosa!
47. Concentra tu mente en tu trabajo, pero nunca permitas que tu corazón se apegue a los resultados. Nunca trabajes por amor a la recompensa, y realiza tu trabajo con constancia y regularidad. Ve más allá de las posesiones y las ganancias. Recupera tu propia alma!
56. El que no es perturbado por las penas ni anhela las alegrías, ya desapegado de los placeres y estando más allá de la pasión: este es un sabio de mente equilibrada.
62. El apego surge del deleite en los placeres de los sentidos; del apego surge el deseo y del deseo, la lujuria y el ansia de posesión; y esto conduce a la pasión y la ira.
63. La pasión turba la mente y merma la memoria, haciéndonos olvidar nuestro deber. Esto acarrea insensatez, y la insensatez lleva al hombre a la destrucción.
64. Pero el alma que a pesar de estar en el mundo de los sentidos, mantiene sus sentidos bajo control está libre de apego y descansa serena.
65. En esta paz mental, toda tristeza o sufrimiento desaparecen, pues esa paz es sabiduría y en ella el corazón encuentra sosiego.
66. Un hombre sin disciplina, jamás obtendrá sabiduría, ni tampoco contemplación. Sin contemplación no puede haber paz, y sin paz, ¿cómo puede haber gozo?
71. El hombre que abandona el orgullo de la posesión, libre del sentimiento del ‘yo’ y de ‘lo mío’, alcanza la paz suprema.
57. Desde lo más profundo de tu corazón ofréceme todas las cosas que haces, considerándome como el último depositario de tu amor, tu Único Fin. Descansa tu mente en el refugio de la meditación y entrégame tu vida.
58. Si Me entregas tu vida, por mi Gracia, estarás a salvo de todos los peligros de este mundo, al igual que un loto flota sobre aguas mugrientas. Pero si no te entregas a Mí y deprecias mis consejos creyéndote capaz por tí solo, con certeza te digo que te perderás irremisiblemente.
59. Si motivado por el miedo y tu egoísmo, piensas renunciar a la lucha en la batalla de tu vida, vana es tu decisión, pues finalmente la naturaleza te empujará a luchar de un modo u otro.
60. Debido a que te encuentras sometido a las influencias del karma creado por tus acciones anteriores en tu vida anterior, a pesar de que engañado por la ilusión y conmovido por tus buenos sentimientos no quieras luchar, aún en contra de tu voluntad tendrás que hacerlo.
61. Oh Arjuna! Dios mora en el corazón de todos los seres, y en el tuyo propio. Y este maravilloso Poder controla a todas las cosas como si fueran sus marionetas, haciéndolas girar sobre la línea del tiempo.
65. Entrégame tu mente y tu corazón, dedícame todas tus ofrendas y adórame; si haces esto, te prometo que vendrás a Mí y te harás uno conmigo, pues en verdad te amo.
66. Deja atrás todas las cosas que te atan y ven a mí en busca de tu salvación. Yo te libraré de todo apego y destruiré la atadura que te une al karma creado por tus acciones. Ya no hay por qué temer.
67. Jamás se han de revelar estos secretos a alguien que no ofrezca su amor, o que no esté autodisciplinado, o alguien que no quiere oir o que tan solo pretende discutir.
72. Oh, Arjuna! ¿Has escuchado mis palabras con atención y en comunión silenciosa con tu alma? ¿Se ha desvanecido ya la ilusión producida por tu ignorancia, arrasada por el brillo de la Luz interior de tu Espíritu?
ARJUNA:
73. Por tu gracia he podido ver mi Luz interior, que ha disipado toda mi ignorancia, librándome así de la angustia que en mí producía la ilusión. En mi mente ya no queda duda alguna y mi fé en Tí es firme: Ahora puedo decir: “Que se haga tu voluntad!”
SANJAYA:
74. Estas fueron las palabras de gloria que escuché en el diálogo entre Arjuna y el Señor de los señores, lo cual arrebató mi alma, dejándome maravillado y en continuo éxtasis.
77. Y aún recuerdo, y por siempre recordaré, la gloriosa visión del Dios de los dioses, desbordándose mi alma en gozo una y otra vez.
De: Bhagavad Gita – El Canto del Señor